Esponja

«Cuanto más te Ames a ti mismo, más podrás Amar a los demás».

“Cuanto más te Ames a ti mismo, más podrás Amar a los demás”.

Tenemos tanto que re-aprender… que a veces pienso que no tendremos vida suficiente para absorber tal cantidad de conocimiento.

El título de esta reflexión se antoja difícil de entender. Sobre todo si desde bien pequeños nos enseñaron (y percibimos en nuestros referentes) que amarse demasiado a uno mismo iba asociado al egocentrismo, a la vanidad, al narcisismo en estado puro.

Nos enseñaron que había que amar a otro, del sexo contrario. Profesarle amor eterno y hacer todo lo posible para hacerlo feliz.

Menuda responsabilidad, ¿No crees?.

El tiempo y la edad nos empuja a querer borrar ciertos patrones de comportamiento, los cuales aprendimos por inercia. De bisabuelos a Abuelos. De abuelos a Padres y de éstos a hijos. Conversaciones indirectas que nuestros padres pensaron que no escucharíamos. Comportamientos de las personas que nos rodearon que fueron calando en nosotros, como esa fina lluvia. Ese chirimiri constante que pensamos que no nos mojará demasiado, pero que al final termina empapándonos.

Afortunadamente, siempre hay otra opción, un plan B. Otra forma de replantearse todo y de enviar el Plan A a la papelera de reciclaje.

Desaprender ahora para mirar con ojos nuevos. Decidir desde la retrospección si aquello que nos contaron continuamos dándolo por valido o finalmente le damos una segunda vuelta. Para conseguir estar en Paz, calmar nuestros demonios internos y acallar de una vez por todas ese run run instaurado en nuestra mente que escuchamos en bucle y nos mina la moral, desde las entrañas.

Vamos a por la segunda vuelta. Partir desde aquí. Desde donde nos encontramos hoy, lo que sabemos hoy, lo que sentimos hoy.

Imagina que tienes una esponja de baño. Una de esas esponjas denominada “marinas”, repletas de esporas. Las que se usan para bañar a los bebes, suave y delicadas. Si alguna vez utilizaste una de estas esponjas, sabrás que tienen un poder de absorción increíble y que cuando se llenan de jabón hay que enjuagarlas y estrujarlas con fuerza una y otra vez, para que salga toda la espuma y quede limpia y seca, como antes de usarla.

Cualquier mano puede coger esa esponja. Sumergirla en un líquido diferente, permitir que se empape y luego retorcerla hasta que salga de ella la última gota.

La puedes sumergir en agua perfumada, apretarla con fuerza y disfrutar del aroma que te devuelve al vaciarse.

Pero también la puedes usar para secar el líquido maloliente que se cuela desde la bolsa de basura hasta el fondo del contenedor.

¿Qué crees que te devolverá esta esponja cuando la exprimas?

Hoy me apetece mirar a las personas como esponjas. Porosas, suaves y con capacidad de absorción.

En nuestro caso, tenemos el privilegio de ser ambas cosas: mano y esponja. Tenemos la oportunidad de agarrar esa esponja e introducirla en el líquido del que queramos impregnarnos.

Sumergirla y esperar a que absorba todo el líquido para después liberar su esencia.

Si la sumerges en rencor y te empapas de él ¿Qué crees que entregarás a los demás cuando te exprimas?

¿Y si la sumerges en críticas hacia tu físico o hacia tus comportamientos?

¿O en la no aceptación de tu persona? ¿o en tu dolor?

Creo que a estas alturas ya te habrás hecho una idea de por dónde voy..

La realidad es que:

-. No puedes querer a nadie sin quererte primero a ti: Si no llenas de amor tu corazón difícilmente podrás repartirlo.

-. No puedes aceptar a nadie si antes no te aceptas a ti mismo: Aceptarte como eres (con tus luces y tus sombras) hará que aceptes los comportamientos de los demás.

-. No puedes hablarle cariñosamente a los demás si antes no lo haces contigo: Si tu dialogo interno es destructivo difícilmente podrás dirigirte a los demás de manera cariñosa.

-. No puedes dejar de criticar a los demás si al primero que criticas es a ti: Darnos cuenta de que somos humanos y que vamos a cometer errores nos hace ser más tolerantes con los errores de los demás.

En definitiva: No puedes ser buena persona si antes no lo eres contigo mismo.

No es una cuestión de Egocentrismo, ni de narcisismo, simplemente nos comportamos como esa esponja, liberando todo lo que hemos decidido absorber.

Feliz Reflexion.

By Raul Rivas.

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